Fue en 1900 cuando la familia Orús establecía en Zaragoza, concretamente en la calle Escuelas Pías, un negocio de coloniales, o lo que es lo mismo, de productos de ultramar. Esa palabra englobaba muchísimos productos, generalmente de alimentación y, como no podía ser de otra manera, también se encontraba el café. Los granos de café llegaban en verde de lugares tan lejanos como Sudamérica (para la variedad de Arábiga) y de Asia y África (para la variedad de Robusta).
Para poder venderlos se tostaban primero en el propio establecimiento, en unas pequeñas sartenes especiales de hierro fundido, con gruesos tapes y una mirilla que se abría y cerraba para poder controlar el proceso; había que colocarla en el fuego, sobre las brasas o la chapa de las cocinas económicas, moverla de vez en cuando para que se tostaran todos los granos y estar atento a que el fuego no carbonizase los granos, si se excedía el tiempo del tostado. Otro sistema habitual en estas tiendas coloniales era meter el café en un pequeño bombo, también de hierro, dotado de pequeños orificios y al que, colocado sobre pequeños soportes encima de las brasas, se hacía dar vueltas mediante una manivela.
Calle Escuelas Pías
Este tipo de tostadores, aunque de tamaño ya industrial, con calderas que se cargaban a pala y un bombo en forma de bola movido por una polea, fue el que Cafés Orús instaló en los años 30, cuando se decidió orientar el negocio exclusivamente hacia el café y trasladar la tienda de Escuelas Pías a un nuevo y más amplio local en el Barrio Cariñena, concretamente en la calle de Pascasio Escoriaza. El edificio constaba de dos plantas de gran capacidad, donde se instalaron las primeras máquinas movidas ya por energía eléctrica, cada una con una dinamo y una fuerza total de 26 caballos. Disponía de una sección donde se tostaba el café, de almacenes de materias primas, taller de empaquetado y oficinas.
Calle Pascacio Escoriaza
La aplicación de la mejor tecnología para la recepción de verde, clasificado, ensilado, tueste y envasado se ha mantenido como una constante en la historia de Cafés Orús. El constante crecimiento de la firma hizo que a primeros de la década de los 50, se ampliaran las instalaciones con la incorporación de las primeras tostadoras de café de aire caliente. Hasta que en 1977 se realizó su traslado a sus actuales instalaciones en el Polígono El Portazgo, en la Autovía de Logroño.
Polígono El Portazgo
La mejor tecnología en el tratamiento del tueste y envasado del café siempre ha sido la nota dominante en nuestras instalaciones de Zaragoza. En la actualidad, Cafés Orús cuenta con máquinas tostadoras de última generación que controlan al segundo todos los parámetros óptimos que garantizan el tueste del café. No olvidemos que el café tiene más de mil componentes que al someterse a elevada temperatura desarrollan sus peculiares aromas.
Buena parte del éxito de Cafés Orús es haber entendido el gusto y el palador del mercado de café en Aragón y haberlo trasladado a nuestras mezclas a fin de satisfacer el gusto aroma y cuerpo de la demanda de nuestros clientes.