Si hay un edificio emblemático en Zaragoza, es la antigua Fábrica de Chocolates Orús. Ubicado en la calle de Escoriaza y Fabro, y con vistas a la antigua estación del Portillo, se alza este edificio de estética industrial con tanta historia a sus espaldas.
Historia de la Antigua Fabrica de Chocolates Orús
En 1898 Joaquín Orús Abadía estableció un negocio de coloniales en la calle Escuelas Pías de Zaragoza, donde vendían diversos productos procedentes de ultramar: especias, legumbres, conservas, cereales, cacao y, como no podía ser de otra manera, café. El negocio estaba creciendo mucho, por lo que el señor Orús tomo la decisión de de encargar en el año 1913 al arquitecto zaragozano Dn. Julio Bravo Folch, la construcción de una fábrica que fuera el emblema de la firma de chocolates.

Joaquín Orús
Previamente, Joaquín Orús, un empresario muy adelantado a la época y con un importante espíritu emprendedor, viajo a otros países para conocer de primera mano el funcionamiento de otras fábricas chocolateras y de esta forma, poder llevar a su futuro proyecto de fábrica todas estas nuevas ideas.
Julio Bravo cumplió a la perfección con el encargo proyectando un edificio industrial de gusto “afrancesado” único en Zaragoza. La inauguración de la fábrica que se produjo el 11 de Octubre de 1914, fue un acontecimiento social al que acudieron las personalidades mas influyentes de la sociedad zaragozana.
Durante los primeros años, en este edificio se llevaba a cabo el tueste y envasado del café y del cacao marca Orús. Tras la Guerra Civil, la fábrica cambió de dueños y de sector, y Orús decide orientarse exclusivamente hacia el café.
Trabajadores de la Antigua Fábrica de Chocolates Orús
La Antigua Fábrica de Chocolates Orús tenía unos 48 empleados en 1908 y, cinco años más tarde, paso a tener 80. Su jornada laboral era de 8 horas y, como era habitual en aquella época, libraban los domingos. Tenían derecho a días de fiesta, a médico, a farmacia y, en caso de accidente o baja, se les abonaba el sueldo íntegro. El día de la Virgen del Carmen, patrona de Orús, se repartían cartillas de ahorro entre los trabajadores como premio a la constancia en el trabajo.
A la calidad de sus productos se unían diversas técnicas publicitarias que le llevaron a obtener diferentes premios y reconocimientos internacionales y fue un ejemplo de buena gestión industrial en su tiempo.