Nuestro país viene importando café desde hace más de 300 años, adaptándose siempre a las circunstancias del mercado y a cada etapa de la historia. Lo que jamás ha cambiado a lo largo de todos estos años es que el café siempre ha viajado por el mar como vía principal de entrada a España.
Colombia Supremo, Colombia Excelso, Costa Rica Tarrazú, Guatemala Antigua, Nicaragua, Matagalpa, Brasil Cerrado Mineiro, Brasil Mogiana, Java, Ugandas, Indias Cherrys… Y así hasta noventa modalidades y orígenes diferentes, que son los que se comercializan actualmente, pertenecientes a dos variedades botánicas principales: Arábica y Robusta.
“De todo esto se puede decir que no sabíamos nada hasta hace algo más de 30 años”.
Años 30: El café se declara “Comercio de Estado”
El empobrecimiento del país tras la Guerra Civil y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial provocaron que el comercio sufriera muchas dificultades, y se declara “Comercio de Estado” a todo lo relacionado con el café. El Estado controlaba el café en régimen de monopolio, era el único importador posible y el que adjudicaba, mediante cupos, la cantidad de café que correspondía a cada tostador, calculada en función de las poblaciones de cada zona y sobre la estimación de su posible mercado.
Además, también los precios de venta y las variedades que podían adquirir, que se reducían solo a tres: café superior, corriente y popular. Esta difícil situación duró casi 40 años.
“El escenario no había sido siempre así, ya que antes de que diera comienzo la Guerra Civil, España comercializaba una gran variedad de cafés, procedentes de Venezuela, Colombia, Puerto Rico o Brasil, entre otros orígenes”.
Años 80: El mercado de café se libera con la transición
La liberalización del comercio del café verde en España en 1981 supuso un gran estímulo para todas las empresas del sector del café y también un punto de partida del desarrollo de la logística del café que hoy en día mantenemos.
De repente pudimos adentrarnos en un mundo nuevo de posibilidades. Hubo que aprender de nuevo todo lo referente a la compra de café en el mercado internacional, un procedimiento que había llevado a cabo el Estado durante casi 50 años, y descubrir todas las variedades de café que a partir de ese momento podían estar a nuestro alcance. La diferencia entre una situación dirigida, con precios prefijados, y un mercado libre mundial así de complejo fue tan grande que muchos torrefactores no se vieron capaces de afrontarla, y cerraron. Des unos 800 tostadores censados que había en el año 80, pasamos a quedar poco más de 250.
En 1983 se produce un cambio más. Hasta entonces, solo se podría vender el café en grano, por un lado el natural y por otro el torrefacto, que posteriormente el cliente mezclaba y molía en su casa, sin embargo, a partir de este momento, se pudo vender directamente paquetes de café molido, tanto natural como mezcla.
“Más del 80% del café que llega a nuestro país lo hace a través del Puerto de Barcelona, que recibe café de más de 40 orígenes distintos, principalmente de Colombia, Brasil, Vietnam y Uganda. Un contenedor de café tarda entre 3 y 5 semanas en llegar al Puerto de Barcelona desde que sale de su país de origen, aunque una pequeña parte de la carga no se queda en España y sigue viajando a otros países”.